viernes, 6 de abril de 2012

Los neutrinos rápidos, la integridad y la honestidad de la física


Lo que a Newton le faltaba no era ni  humildad ni razón. Con su famosa frase  “si he logrado ver más lejos ha sido porque he subido a hombros de gigantes" describe de la mejor forma posible como funciona la ciencia. Los viejos descubrimientos son la base de todo experimento futuro, y así, con hipótesis lanzadas sin respuesta y corroboradas con el tiempo, se construye como una manta de patchwork el sistema científico en el que confiamos para explicar el universo.  Como un problema matemático en el que falla un cálculo, un parche mal cosido puede ser una catástrofe para el conjunto de supuestos que constituyen la ciencia. La cautela es necesaria,¿es mejor coser un parche y luego descoserlo que no zurcirlo nunca?


Este es el caso del profesor Antonio Ereditato, que ha tenido que dimitir después de ver su credibilidad herida por creer que una partícula elemental de la materia, el neutrino, había superado la rapidez con la que viaja la luz.   La velocidad de la luz se considera como la máxima velocidad que puede alcanzar todo lo que se mueve en el cosmos, lo que se denomina como constante cósmica. Las leyes físicas, más concretamente la Relatividad de Einstein,  presuponen que el universo es causal y que si una partícula viajara más rápido que la luz se podría de alguna manera volver al pasado,  rompiéndose así  este principio de causalidad. Una gran parte de la física moderna está basada en este axioma, y si se demostrara que no es cierto, habría que modificar muchas de las teorías desde la base.

Este hallazgo totalmente inesperado surgió a partir de la investigación de los físicos que trabajan en un experimento llamado OPERA , dirigido conjuntamente por el Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN) en Ginebra y el Laboratorio Nacional Gran Sasso, en Italia central.
De acuerdo con las mediciones realizadas por los expertos, los neutrinos recorrieron los 730 kilómetros que separan las instalaciones suizas del laboratorio subterráneo italiano a una velocidad de 300.006 km/s, a 6 km/s más que la velocidad de la luz. Es decir, llegó a su destino  unos 20 metros antes que la luz.




Este dato se obtuvo en Septiembre de 2011, pero ante la gravedad del asunto y la incredulidad de la mayoría de la esfera científica, los responsables del proyecto OPERA decidieron repetir el experimento. Además, un 30% de los 200 científicos que forman la plantilla decidió no incluir su nombre en la lista de autores del trabajo.  Por segunda vez, ya en Noviembre,  los neutrinos viajaron de nuevo más rápido que la luz. Sin embargo, la acogida de este supuesto hallazgo seguía sin ser positiva e incluso desde el CERN se advertía tratar este tema con cautela y se animaba a otros investigadores y laboratorios a realizar el mismo intento.  

“Si esta medida se confirma, cambiaría nuestra visión de la física, por eso necesitamos estar seguros de que no hay ninguna otra explicación, por mundana que sea. Esto requiere medidas independientes”.  Afirmó en una nota de prensa Sergio Bertolucci, director de investigaciones del  CERN.

Y fue unos meses más tarde, en febrero,  cuando el proyecto independiente ICARUS, que también se localiza en Gran Sasso y está dirigido por el premio Nobel en 1977 Carlo Rubbia, sacó a la luz los datos de su investigación, que revelaban que los neutrinos no eran más veloces que la luz. A lo largo del año pasado este laboratorio recibió también la partícula desde el CERN, pero utilizó  un sistema de medición de tiempos independiente del usado en el proyecto OPERA. El 23 del mismo mes, Sergio Bertolucci volvió a recalcar en un comunicado de prensa que los científicos de OPERA se “comportaron con una perfecta integridad científica” y que probablemente los resultados del primer experimento se deban a un error de medición. 


A fecha de 1 de abril, no se han presentado detalles y datos precisos sobre los posibles problemas técnicos, pero varios medios especializados han intentado explicar el fallo en la medición a través de testimonios del CERN.  La revista Science ha publicado que la diferencia de 60 nanosegundos que alejaba la velocidad de los neutrinos de la velocidad de la luz, podría  provenir de una mala conexión de un cable de fibra óptica que conecta el receptor GPS -empleado para medir el tiempo de vuelo de los neutrinos- a una tarjeta electrónica en un ordenador y que los investigadores podrían haber anunciado la medida antes de tiempo.  Del mismo modo, la revista Nature  apunta a que también habría un problema  con el GPS a la hora de sincronizar los relojes atómicos en cada extremo de su haz de neutrinos, lo que unido a la mala conexión del cable habría dado lugar al error.
En su último comunicado de prensa al respecto, el 16 de Marzo, el CERN ha señalado que a pesar de estas conclusiones otros equipos [LVD, BOREXINO, Minos (EE.UU), T2K (Japón)] seguirán realizando nuevas mediciones en mayo "para llegar a un veredicto final".
Toda esta sinergia de acontecimientos es lo que ha provocado que el portavoz del proyecto OPERA , Antonio Ereditato, haya presentado su dimisión. El anuncio se hizo público el pasado 30 de Marzo por el  Instituto italiano de Física Nuclear (INFN).  El físico dimitió después de que algunos de sus colegas presentaran una moción abogando por su dimisión. Esta decisión dividió a los investigadores a favor y en contra de la marcha de Ereditato, por lo que finalmente el científico italiano decidió abandonar el proyecto.


¿Era necesaria su dimisión?

Según el vicepresidente del INFN , Antonio Masiero,  la dimisión de Ereditato proporcionará un nuevo "liderazgo y unión" en el equipo de investigación sobre los neutrinos.  Otros expertos en la materia, como Oliver Hijano Cubelos, físico licenciado por la UNED y especialista en física teórica, opinan que la dimisión se debe a la falta de credibilidad que rodea al investigador en este momento, y que el honor del científico no le permite seguir trabajando pues se sentiría demasiado presionado por las opiniones de sus compañeros. Antonio Ferrer Soria, catedrático de la Universidad de Valencia e investigador del CERN , comparte esta visión; pero añade que aunque la dimisión de Antonio Ereditato, es “un acto de valentía pues se comportó de forma muy responsable,  pecó de atrevimiento, sobre todo porque había un núcleo importante de colaboradores en desacuerdo”. 
Así pues parece que lo que al profesor italiano le ha salido caro ha sido dar publicidad a unos datos poco contrastados, sin embargo, yo me pregunto… ¿No es mejor compartir los avances de un proyecto de tal envergadura? ¿No es mejor añadir  un pedacito de tela  mal cosido a la manta de patchwork científica que nos haga ver que las cosas pueden no ser tan estables, qué hay muchas formas de entender el mundo y que la ciencia también es incontrolable?

Lo que al menos ha demostrado todo esto que algunos periódicos han bautizado como “el culebrón del neutrino”, es que el honor de la ciencia sigue intacto.  Los científicos del proyecto OPERA siempre estuvieron abiertos a rectificar y a repetir una y mil veces el experimento con tal de no afirmar algo con rotundidad sin saber si era veraz. Desde casi el primer momento anunciaron que podría haber errores de medición, y las notas de prensa emitidas por el CERN no denotan  ninguna oposición a calificar el experimento como un error.  


Nada que ver con la manera de actuar de la esfera política, en la que pedirle a un dirigente que dimita por si mismo  y abandone su puesto por que ha hecho mal su trabajo o ha falseado datos es pedirle peras al olmo. En España el gobierno socialista fue incapaz de admitir la magnitud de la crisis que se nos venía encima, y sin ir más lejos el mes pasado se descubrió que el actual secretario de Estado de Seguridad Social, Tomás Burgos, no es médico como pone en su currículum. En la Comunidad Valenciana, Francisco Camps fue president de la Generalitat mientras estaba imputado por delito de cohecho, y por si fuera poco, no dejan de salir escándalos de corrupción (falta de honor y honestidad) por allá donde se mire. Pero por eso, ya no se dimite. Ni por demagogia, ni por datos inciertos, ni por manipulación. De hecho, la exministra de Educación italiana, Mariastella Gelmini, declaró el 23 de Septiembre de 2011, mientras aún ostentaba el cargo,  que en la construcción “ del tunel entre el CERN de Ginebra y los laboratorios del gran Sasso a través del cual se desarrolló el experimento (de los neutrinos), Italia había contribuido con 45 millones de euros”.  A día de hoy, todavía no existe ningún túnel de 732 kilómetros entre el  CERN de Ginebra  y el Gran Sasso italiano.  Pero Italia, dichosa.





Mónica García

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