domingo, 4 de marzo de 2012

SUDÁN DEL SUR



INDEPENDIENTE, POBRE Y EN CONTINUA GUERRA OLVIDADA








INDEPENDIENTE


 “El mundo tiene una nueva nación. Este 9 de julio África dio a luz a la República de Sudán del Sur”
 “El país más joven nace hipotecado”


 Después de una lucha que se ha cobrado más de dos millones de víctimas mortales, Sudán del Sur se convierte en el país número 193 reconocido por la ONU. Su aparición rompe el mapa esquemático y regular que se trazó durante el reparto de África en 1885 y es símbolo del derecho de autodeterminación de los pueblos establecido a nivel internacional. Le ha costado una guerra civil de más de 22 años con la que los sudaneses se han convertido en los actores de uno de los conflictos más largos y sangrientos del continente africano, pero a partir del 9 de julio del pasado 2011, la República de Sudán del Sur juega en el mapa mundial como un actor geopolítico independiente. 

 Sin embargo, el país nace sumido en una pobreza contagiosa y su vecino y antiguo compatriota, Sudán, no se lo está poniendo nada fácil a pesar de llevar años de acuerdo y conferencias de paz y alto al fuego. Algunos expertos ya han pronosticado que la mala gestión del gobierno junto con los tantos problemas de salida convertirá a Sudán del Sur en estado fallido.

 ¿Cuáles han sido los motivos que han llevado al país a luchar tanto por algo que parece inviable? 



Si echamos un vistazo rápido a la geografía de Sudán, vemos que la división entre ambos países es visible hasta desde el espacio . El Norte es seco y sólo el Nilo rompe el paisaje arenisco, el Sud es de color verde y también esta bañando por el río. Desde arriba se ve también dónde se encuentran los campos petrolíferos , la mayoría en el Sur que produce más del 75% del crudo sudanés. Además de la geografía, la religión es otro indicador de la división del país. En el Norte la mayoría de la población es árabe, mientras que en la otra mitad son cristianos o animistas, entre otros. Los ciudadanos del Sur siempre se han sentido supeditados a las órdenes de los árabes, y saben que a pesar de contar con más tierras fértiles y más recursos energéticos naturales son más pobres porque se han opuesto a unas peticiones que han intentado acabar con su cultura. Algunos hablaban incluso de genocidio cultural. Esa ha sido una de las razones por la que Sudán del Sur ha optado por la independencia (a pesar de que no siempre había sido la opinión mayoritaria): para proteger su cultura y gestionar sus recursos
Después de la represión sufrida desde que en 1983 Yaafar al Nimeiri impusiera la Sharia a todo el territorio y desde que el actual dictador Omar Hasán Al Bashir llegara incluso a deportar masivamente a la población negra hacia zonas inhóspitas para recolonizar las ricas con árabes; al Sur le ha llegado la hora de manejar con la libertad de un pueblo libre su propio destino. Además, cuenta con el apoyo de la comunidad internacional. Estados Unidos y China son los dos actores con más presencia en la zona pues compiten desde la diplomacia (de momento) por controlar el petróleo de Sudán. La empresa estatal china National Petrolium Corporation controla el 40% de los consorcios petrolíferos en Sudán (Norte y Sur) y el 77,4% de las exportaciones de éste petróleo son precisamente para el gigante asiático. Algunos analistas, como Maximiliano Sbarbi , afirman que estas dos potencias están detrás de todas las decisiones y que han impulsado la independencia de Sudán porque les convenía estratégicamente. Sea como sea, lo cierto es que Sudán del Sur lo va a tener difícil para conformar un Estado en el que existen 17 millones de personas repartidas entre 500 tribus que hablan 110 idiomas distintos. Y que además, debido a los problemas internos (hace menos de un mes que se produjo un altercado entre las tribus Lou Nuer y Murle, y aún no se ha conseguido desarmar a las 7 milicias que causaron más de 2.300 muertes en 2011 ), a la pobreza y a las presiones externas, ha nacido prácticamente sin poder respirar

 POBRE 


Juba (la capital de Sudán del Sur) se ha encontrado de bruces con el siglo XXI pero con las condiciones de vida de uno de los países con el mayor índice de pobreza del mundo. 
El territorio es más grande que España y Portugal juntos, y aún así no cuenta ni con 1 kilómetro de carretera asfaltada. Según datos de la ONU, el 90% vive con menos de un dólar al día y sólo el 4% tiene electricidad. Únicamente la mitad de la población tiene acceso a agua potable, y de esa mitad mucha tiene que recorrer varios kilómetros a pie. Además, la situación sanitaria es precaria y falta tecnología y personal cualificado para atender hospitales, hasta tal punto que la enfermedad de la mosca de la arena, llamada fiebre negra, llega a ser endémica. Y por si fuera poco, los precios son muy altos ya que la capacidad de producción del país es prácticamente nula y todo, desde coches hasta materiales para la construcción, se importa. Además, la población ha aumentado en el pasado año debido al regreso masivo de refugiados y sudaneses que vivían en el norte, y el metro cuadrado llega a cotizar a precios de Nueva York. Sin embargo el ganado sigue siendo el bien más preciado y una mayoría de conflictos entre vecinos nacen por la explotación de recursos (agua y comida) para mantenerlos. Esta radiografía muestra los problemas de un Estado sin modernizar que paga con precios de este siglo dando lugar uno de los males de la sociedad sudanesa: el deseo de ganar mucho dinero en poco tiempo. Esto afecta incluso al ejército, donde la fidelidad a una bandera o un himno pesan mucho menos que una paga sustanciosa. Además de la enorme tasa de paro y la poca oferta de empleo, el 85% de la población es analfabeta y las pocas buenas escuelas que existen son todavía de inspiración musulmana. Aún así, hay gente bien formada, licenciados, empresarios o médicos naturales de Sudán del Sur. 
Son los llamados Juvanos, la esperanza del país.Cuando eran niños y en mitad de la guerra civil fueron trasladados a Cuba en barco por órdenes del entonces líder del organismo rebelde Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés (ELPS ), John Garang. Lo que Garang menos quería es que los menores se convirtieran en niños soldado y murieran en el frente, su deseo era que se formaran para poder llevar a cabo años más tarde el proyecto de la independencia. Así que buscó ayuda para la educación de los niños y fue cuando Cuba apreció en escena y recibió a 600 sudaneses en la Isla de la juventud que volvieron licenciados y con un alto nivel educativo.

 Vuestra arma será un lapicero, con el haréis un nuevo país (J. Garang)

 Pero Sudán no ofrece muchas posibilidades. El petróleo es su piedra angular y el 98% de su economía depende de él. Sin embargo, es una riqueza poco segura que sólo puede exportarse desde un oleoducto que controla Jartum (capital de Sudán del Norte) y que convierte a Sudán del Sur en pieza clave para el juego de la geopolítica, y, por extensión, en una zona de alta tensión, inestabilidad y presiones

 CONTINUA GUERRA OLVIDADA  


 ¿Por qué continua? 
A pesar de la independencia la guerra no ha acabado, de hecho, parece que no ha hecho más que empezar. Las diferencias entre los dos países no se han difuminado con un tratado de paz y en vez de cooperar para redistribuir sus riquezas y ayudarse a sacar provecho de su pieza de la corona, el petróleo, se han vuelto, si cabe, más enemigos. Después de más de 29 años en conflicto continuo, con periodos más bélicos que otros, la lucha por el oro negro sigue abierta. Tras el final de la segunda guerra civil en 2004 las dos regiones se reunieron para llegar a un acuerdo y a partir de 2005 empezaron a dividirse los ingresos por la venta de crudo a partes iguales, a pesar de que el 75% se produce en el sur. Pero con la nueva división del territorio, se hizo necesaria una nueva distribución de las ganancias que no ha sido pactada todavía. Sudán del Norte exige 32 dólares por barril debido al uso de las instalaciones y derechos de transporte por su territorio , y Sudán del Sur le ofrece un máximo de un dólar ya que indica que paga por los demás conceptos a las empresas dueñas de la infraestructura. Esto ha desencadenado el robo de petróleo sureño por el gobierno de Jartum, que lo ha confiscado de los oleoductos como forma de pago. El gobierno de sur, como respuesta, paralizó el 28 de enero su producción de 350.000 barriles de petróleo al día hasta que se acuerde una tasa de tránsito. Teniendo en cuenta que de cada 100 euros de ingresos 98 provienen de este recurso natural, parece que en Sudán del Sur la pobreza, en lugar de menguar, se contagia

¿Por qué guerra? 

Según ha declarado Leslie McTyre, oficial de protección de Naciones Unidas, el mayor frente abierto que tiene Sudán del Sur es su vecino del Norte. Y es que la paz no llega con las palabras. Desde la organización Global Witness se afirma que esa incapacidad de llegar a un acuerdo ha hecho que sendos gobiernos actúen de forma unilateral provocando una tensión en aumento en la que incluso se insinúa una nueva guerra. De hecho, Omar Al Bashir declaró unos días más tarde del bloqueo, que Jartum está más cerca de la guerra que de la paz con Sudán del Sur. Además, la lucha por el petróleo sigue abierta. Y detrás de la gestión de los dos gobiernos sudaneses están los intereses de dos potencias mundiales con una gran capacidad de presión y una demanda alta de recursos naturales: China y Estados Unidos
 Pekín es un voraz comprador de crudo con contratos comerciales en casi toda África. Su apoyo a dictadores a cambio de energía le ha proporcionado una amplia presencia en la zona y Sudán no ha sido una excepción. Su relación con Omar Al Bashir le hizo apoyar la guerra civil y armar al ejército del Norte, pues tenía el control del petróleo del Sur. Mientras, Estados Unidos proveía de armas a la guerrilla del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA) pues tenía intereses en la zona y además desconfiaba del Norte por haber prestado asilo a Osama Bin Laden . También promovió el procesamiento del dictador ante La Haya por el genocidio de Darfur. Cuando terminó la guerra civil y los gobiernos regionales pactaron repartirse los ingresos del petróleo a partes iguales, las potencias cambiaron su estrategia. Estados Unidos se dio cuenta de que la independencia de los dos estados le beneficiaría y propuso a Jartum que si apoyaba esta decisión Washington retiraría a su gobierno de la lista de patrocinadores de terroristas, a pesar de que el caso Darfur continuara abierto. Por su parte, China previendo que la separación era posible, propuso la construcción de un Oleoducto a través de Kenia e incrementó sus contactos diplomáticos con el sur. Además, desinvirtió en Sudán del Norte ya que consideró que ya estaba siendo apoyado por La Liga Árabe y la Unión Africana. 

 Después de esto… ¿Quién controla pues el petróleo? ¿Podrá ser Sudán del Sur un Estado independiente si sus ingresos dependen únicamente de un bien que está en manos de otros países? La guerra está declarada, y aunque sea diplomática, no deja de ser una guerra. La esfera política no se hace responsable de las muertes que se derivan de sus decisiones, y tejen mil tejemanejes para salir de los conflictos con la cara bien limpia. Aunque por detrás lleven el esmoquin lleno de basura. 

Mónica García


Para saber más, o si no os apetece leer demasiado, os dejo los enlaces a un documental hecho por TVE: 





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