sábado, 17 de diciembre de 2011

La "transparencia" de la desinformación

Internet, crisis, redes sociales, WikiLeaks, poder, política, censura, dependencias… Hablar de Ignacio Ramonet es hablar de un periodismo crítico, directo, reflexivo, y en ocasiones  crudo con la profesión ya que pocos se atreven a hablar de manera tan clara sobre él, y más concretamente de los entresijos que se ocultan bajo la “espectacularización”  actual a la que nos tienen acostumbrados los medios. En su libro La explosión del periodismo, de los medios de masas, a la masa de los medios, encontramos una “radiografía” de la actual crisis de la prensa, en la que nos muestra algunas de sus zonas más desgastadas, y en las que necesita tratamiento con mayor urgencia.

Ya lo dice el refrán “no es oro todo lo que reluce”… La función de control heroico que ejercían antaño los medios sobre el poder, en defensa de la democracia, ya no es lo que era. Y es que a día de hoy se han cambiado las capas de “Superman” que lucían los medios tradicionales por los inmensos recursos financieros de "LexLuthor", en lo que se ha convertido una lucha por el poder de la comunicación. En esta situación nos queda una prensa dependiente del Estado y las ayudas públicas, o lo que es peor, de las empresas mediáticas que en su afán de evolución y crecimiento anteponen la libertad de empresa a la de información ¿y quién sale perdiendo? El periodismo de calidad, ese del que se tiene que prescindir por resultar caro, y en ocasiones, contrario a los beneficios de las empresas. Esto es lo que ha ocurrido con el periodismo de investigación, los reportajes, y el empleo de tiempo para contrastar y profundizar en un tema, para que cuando una noticia saliera a la calle, no fuese horas después corregida como sucede en la red a diario por falta de conciencia a la hora de realizarla. Y es que cuando un periodista comienza a desempeñar funciones que no son de su competencia debido a los recortes, la calidad es lo primero que se ve reducido. Y entiéndase que no estoy volcando la culpa sobre los periodistas. 


Ya no hay héroes y villanos en una historia en la que quien se lleva la peor parte es la sociedad, quien está perdiendo el único pilar de presión que le quedaba ante la “censura” democrática; el periodismo independiente. Como decía Pulitzer “La republica -en este caso la democracia- y los medios caerán a su vez” necesitamos de ese periodismo crítico que ejerza presión a un sistema cada vez más mediatizado. Los grandes holding se están convirtiendo en los amos y señores del mundo sin importarles lo más mínimo anteponer sus objetivos empresariales al derecho a la información. Solo tenemos que ver el caso de Berlusconi, claro ejemplo de cómo dominando un medio, obtener los votos necesarios para alcanzar la presidencia de un país como Italia es “pecata minuta" ¿Dónde está aquí el control y la presión de Superman? Ya no es cuestión de ver quién es el malo o el bueno en este panorama mediático, es cuestión de analizar los fallos de un sistema cada vez más viciado en el que poco importa ya la voz de la sociedad, y donde la autocensura de los periodistas, debida a su precariedad laboral, nos está llevando a un periodismo de declaraciones donde las informaciones salen ya elaboradas de los gabinetes de prensa, con la falta de objetividad que eso conlleva, y a un efecto biombo con el que se oculta las noticias que realmente tienen importancia bajo toneladas de informaciones efímeras de apenas unas horas de vida. Y es que se le echa la culpa de la crisis de los medios tradicionales a internet y a la revolución que esta a traído consigo, pero ¿y qué hay de la pérdida de confianza en los medios, la comercialización de la información y el desprestigio de una profesión que navega por mantenerse a flote?


La explosión del periodismo es una obra muy recomendable para hacernos reflexionar, a profesionales, o no, sobre el panorama de la comunicación actual, pero sobre todo para preguntarnos ¿Quién se esconde tras esa explosión y con qué objetivo? Porque no toda la información que esta es la que existe, y la que no existe no es porque no se haya creado, si no que en ocasiones intenta ser ocultada entre revoluciones y espectáculos.


Bianka Ruano

No hay comentarios:

Publicar un comentario