Tengo que reconocerlo, hoy ha sido un día de muchas sensaciones. Después de estar durante toda la mañana en clase, he llegado a casa sobre las 14: 30 y he puesto el telediario mientras comía. De esta forma me he enterado de la muerte, o mejor dicho, asesinato –por que así lo ha sido- de Muamar el Gadafi. Con su muerte cae el símbolo de la dictadura Libia, y se abre un periodo para intentar instaurar una democracia o algo que se le parezca. Lo que me repugna es que hayan torturado y asesinado a Gadafi. Sé que él cometió muchísimos crímenes, pero eso no justifica su muerte, y menos de la forma que se ha producido. Gadafi tendría que haber sido juzgado por un tribunal internacional por sus crímenes contra la humanidad, él los responsables de que en su día ocupase su puesto. No olvidemos que personas como Sadam, Bin Laden, o el coronel (entro otros mucho más), fueron apoyados por los americanos y por las potencias occidentales hasta hace escasos días. Todas esas personas son responsables de las miles de personas que han ido muriendo en distintos lugares, ya que sabían lo que estaban realizando durante todos estos años. No interesaba cambiarlos, hasta que otros motivos relacionados con intereses económicos han movido los engranajes de la guerra. Irak, Afganistán, Egipto, Siria… si empezamos a contar los miles y miles de inocentes que han muerto en esos lugares… Por todo ello creo que más que alegrarnos por la muerte de Gadafi, lo que tenemos que hacer es indignarnos. Primero por cómo ha sido tratado antes de morir (el vídeo es muy triste) y después porque los verdaderos culpables de todo esto siguen estando libres. Muchos de ellos tienen pendiente una cita con los tribunales. Por favor, que no se la pierdan.
Después de comer he vuelto a clase, y tras hacer uno de mis peregrinajes diarios, del TAU (en Tarongers) al aulario de la FCAFE (Blasco Ibáñez), me he enterado en la última clase del día del comunicado de ETA, segunda gran noticia del día. Yo esperaba que realizasen algún tipo de comunicado pero un poco más adelante, a unos 10 días de las elecciones. Tras darnos la noticia, el profesor nos ha estado contando el previsible escenario que se avecina. En teoría, ahora se abre un proceso de diálogo, en el cual más tarde o más temprano, se comenzarán a ir liberando los presos etarras, una vez se compruebe fehacientemente de que esta vez la banda va enserio y no nos está tomando el pelo. Yo de momento quiero ser prudente, esperemos a ver como va transcurriendo todo antes de lanzarnos a realizar juicios baladíes. Hoy quiero ser optimista, y dejar que la esperanza venza a la desconfianza. Lo único que deseo es que ojalá que nunca más ninguna familia se vea truncada por el terrorismo de ETA.
Más tarde me he tumbado y he estado poniendo en orden mis recuerdos sobre ETA, hay dos que tengo grabados en la mente. De ese tipo de cosas que te acuerdas perfectamente de dónde estabas y que estabas haciendo cuando pasó “x”. Pues bien, cosas de la vida mi primer recuerdo sobre la banda terrorista se remonta a cuando tenía apenas 6 años (me faltaban unos días para cumplirlos). En diciembre del 1995, ETA puso una bomba en los lavabos del último piso del Corte Inglés de Pintor Sorolla, causando la muerte a una señora y numerosos heridos. Pues bien, justamente ese día mi madre me propuso de ir a comer a la cafetería de ese Corte Inglés. No sé por qué, me empeñé en quedarme en casa. Tuvimos suerte, la bomba estalló justamente a la hora de la comida y hubiese vivido el atentado en primera persona. Mi madre por la tarde noche me contó lo que había pasado, y me trató de explicar quién lo había hecho y porqué. De ello no recuerdo nada, solo sé que aquél día tuve suerte, y desde aquél momento he tenido muchas veces inquietud, que no miedo. ¿Si…? El miedo fue su gran baza durante tantos años, hasta que pasó aquello de Miguel Ángel Blanco (segundo gran recuerdo). Viví con gran tensión todo lo que ocurrió, aunque sin duda lo que más me impactó fue la reacción de la gente. Las calles abarrotadas. Fue en aquél momento cuando más nos unimos, aquél famoso “Basta ya” con las manos blancas pintadas, o la canción de “Libertad, libertad…” suena en mi mente como si fuera ayer mismo. Se me ponen los pelos de punta…
En fin, ha sido un día muy intenso, de muchos recuerdos y emociones. El ser humano continúa haciendo barbaridades, y sé que es muy difícil, casi una utopía, el pensar que nosotros podemos cambiar todas esas injusticias de un plumazo. No obstante, tengo la convicción de que sí que podemos cambiar algo. Si cada uno de nosotros intenta ser mejor persona cada día y hacer las cosas bien. Ayudando en lo que podamos a las personas que nos rodean y nos quieren. De esta forma, un pequeño cambio en muchos de nosotros, podrá ser un gran cambio global. Hoy es un día para tener esperanza, para creer en la libertad. Permitámonos creer.
Samuel López.
Sam, un gran artículo. Me ha encantado. Hacía tiempo que no leía algo tuyo tan personal, ameno y reflexivo.
ResponderEliminarCon lo de Gadafi tienes toda la razón del mundo... Nos alegramos de las muertes como si fuera el mejor final de una causa injusta... Cuando realmente un asesinato es lo menos justo del mundo. De lo único que me alegro, por muy atroz que pueda parecer, es de que haya muerto a manos de quien más razones tenía para hacerlo, su pueblo, y no la OTAN. Parece que Libia acaba de tener su propia revolución francesa, a Francia llego a finales del XVIII y a Libia justo ahora... Sin guillotina pero con sed de un cambio. De una nueva era. De la incertidumbre....en Francia desembocó en Terror, en más muerte; espero que en Libia tenga mejor final...
También estoy contigo en que fue un gran día para las noticias, un día de esperanza... pero también un día en el que una vez más el control social y la moral establecida se sobrepusieron a la minoría, a lo que no está tan bien pensar: los malos siempre pierden, y los buenos siempre ganan.
Sin embargo... (y ojo, no me posiciono al lado de la violencia bajo ninguna circunstancia),
¿ cómo lo tenemos tan claro?
Un besito, prometo unirme pronto de nuevo!
Moni