¡YA!

“Las repercusiones de una voz que se alza son siempre inimaginables…” Mónica García. Esta frase de mi estimada camarada Mónica ha sido el clic que a veces necesitamos encontrar. Buscaba el cuando y lo he encontrado, quería el cómo y lo hallé también, darse cuenta de que la gente SI reacciona es la mejor medicina para todos aquellos que alguna vez dejaron, o dejamos, de creer en las personas. La mejor cura contra la pasividad y el conformismo social, la mejor cura contra la ceguera y los oídos sordos. Tenemos el momento, no dejemos que sea sólo un recuerdo, hagámoslo vivir.

La realidad de que el mundo se mueve, que aún vive y que se apasiona es más que obvia, ya lo comentaba Mónica en su artículo, una disección desde lo más teórico de la situación. Una reflexión indudablemente acertada, que hace pensar el mundo y a nosotros mismos desde otro punto de mira.

Pero yo hoy me pienso quitar el traje de periodista para hablar de esto, quiero hablarlo desde el “yo” y hablar como una ciudadana más. Y es que se me ponen los pelos de punta al observar de lo que todavía somos capaces, de que en el momento de gritar somos demasiados los que lo hacemos, más de los que yo pensaba. Un movimiento que empezó siendo juvenil, para que luego se quejen de la incompetencia de los jóvenes, son ellos, nosotros, los que hemos alzado esto, lo más increíble es que no se ha quedado aquí. Todos, no importa la edad, se han unido, gente con puestos importantes se ha volcado en la causa, he de reconocer que esto me ha sorprendido pero me ha motivado increíblemente, hacía tanto que no se veía una cosa así… y ahora hay algo en el ambiente que crea un estado de familiaridad entre todos… se crea un sentimiento que, pensaba, no podía habitar en tanta gente. Me equivoqué.

El otro día los redactores de La Cara B tuvimos una conversación de lo más interesante en una pequeña cafetería. Antes de que todo esto sucediera hablábamos de la necesidad de un cambio, de una revolución que, entonces, nos parecía de lo más lejana e impensable. Discutíamos en cómo se debían hacer las cosas en una hipotética lucha contra el sistema, discutíamos sobre si había que atacar a los problemas coyunturales o a los estructurales, y la verdad, ¿porqué no atacarlos todos? Cada uno ofrecía su estrategia, ninguna desmerecida, lo que sí teníamos claro es que ninguna lucha es vano, menos si es social. Los efectos de una situación como esta realmente no se saben, y quizás eso sea lo maravilloso de todo esto, sorprendernos a nosotros mismos, que es lo que hago yo estos últimos días cada vez que escucho algo sobre el tema. Es como cuando te embarcas en una relación, no sabes que pasará al día siguiente, y se tiene miedo pero también alegría, esa inexplicable que nos torna el brillo a los ojos ( como decía Neruda) Te planteas si eso perdurará o será efímero pero mientras lo piensas olvidas el tiempo que llevas a la espalda, hay que luchar por el futuro pero siempre desde el presente, desde el “ya” quizás mañana sea tarde. Y el “ya” de la lucha social ha llegado, esta aquí, parecía impensable hace no mucho, pero es el momento, y como alguien me dijo una vez “las cosas llegan cuando llegan, de uno depende saber aprovecharlas” por eso creo que hay que volcarse en esto.

Quien no vibre con estas cosas es que no está vivo, pero nunca es tarde para resucitar, para torcer el volante y unirse, para reflexionar, ¿estas fechas no sirven para eso? Pues reflexionemos de verdad y hagamos algo. Como dice uno de los eslóganes del movimiento “Si no nos dejan soñar no les dejaremos dormir”.

¿Qué hay más importante que intentar cambiar el mundo? ¿Qué hay más importante que intentar cambiar el mundo cuando existen de una vez por todas expectativas de poder hacerlo? Cada uno que conteste esta pregunta interiormente, nosotros ya la hemos contestado.

Como dice una canción “a la voz no hay quien la pare, ni rejas ni paredes… y todo aquel que calla otorga, y aunque la ignorancia es sorda pude levantar la voz, más fuertes que los ladridos de los perros consentidos y que la voz del pastor…”

A todos aquellos que me enseñaron , y me enseñan ,a perseguir los sueños y luchar por ellos... Gracias

Elena Plaza Balseiro