miércoles, 18 de mayo de 2011

Sáhara: un pueblo, un sueño...


Hanna es una mujer fuerte. No recuerda cuantos años tiene, pero sabe que hace más de 35 que vive en el desierto. Su nieto de diez años Seif ha crecido ya entre dunas y jamás ha salido de la tierra que le vio nacer: el campamento de refugiados Saharauis de Smara.

Seif sabe poco de la historia de su país, aunque ha oído hablar muchas veces de invasiones, marchas y de luchas por un territorio tan bello y rico que incluso tiene mar: el Sáhara Occidental. Muchas tardes el pequeño se sienta en su haima para escuchar las historias que cuenta su abuela: increíbles relatos que narran como ella y su madre huyeron de su casa y se instalaron en el campamento.

Fue en 1975, cuando una España, que vivía en un contexto político delicado, abandonó el Sáhara. Rápidamente Marruecos se hizo con la región y la declaró territorio marroquí.
Aquellos que se opusieron a la ocupación fueron acallados y muchos, como Hanna, se vieron obligados a huir hacia el desierto Argelino, donde se establecieron en campamentos y desde donde intentaron organizar la resistencia. Pero su lucha no obtuvo resultados, en la década de los 80 Marruecos construyó un muro de más de 2.700km para rodear la frontera Saharaui y a su alrededor colocó minas y todo tipo de vigilancia para impedir que nadie saliera o entrara en el país sin un permiso previo.

Ya en 1991, la ONU acordó la celebración de un referéndum que pudiera dar al pueblo saharaui la oportunidad de pronunciarse pacíficamente, pero a día de hoy este referéndum no se ha celebrado y los saharauis culpan a la falta de apoyo internacional de las principales fuerzas políticas.

Las largas charlas entre abuela y nieto siempre acaban del mismo modo “toda lucha en costosa, pero la historia me enseñó que nada es imposible”. De este modo, con solo diez años Seif ya ha interiorizado el sentimiento de pertenencia a su pueblo y ha aprendido que para sus compatriotas la rendición no es una posibilidad.

Este es el espíritu que reina entre el pueblo Saharaui, el espíritu combativo, incansable, que no les permite concebir una derrota. Como Hanna ninguno de ellos quiere renunciar a sus orígenes ni a su hogar, y muchos están dispuestos a luchar activamente por ellos.

En los últimos meses la ola de cambio en los países islámicos ha renovado el espíritu combativo de los Saharauis. Aseguran que fueron ellos los que comenzaron las revueltas y reclaman una ayuda internacional que les permita acabar con la ocupación: “Porque Libia si y Sáhara no?”

Mientras tanto el Sáhara espera. Todos los días ve salir el sol en el desierto, mientras lucha por conseguir otra batalla, una guerra no menos complicada: aquella contra el olvido.  


Por Mariola Terol Sánchez
*Algunos nombres o detalles pueden haber sido cambiados por garantizar la intimidad y protección de los protagonistas

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