Según el diccionario de la Real Academia Española , el deporte puede ser, además de una competición o un juego, una recreación, un pasatiempo, un placer, una diversión o un ejercicio físico. Sin embargo, a pesar de esta amplia definición, a la mayoría de españoles lo primero que nos viene en mente cuando pensamos en un deporte es el fútbol, y si estamos alternativos ese día, el tenis, el básquet o la fórmula 1… No hay nada de malo en ello, de hecho es el fútbol el que tiene más jugadores federados en nuestro país y el que, según un estudio realizado por el Consejo Superior de Deportes , se practica más a nivel popular. La esgrima, el waterpolo, el boxeo o el atletismo serían respuestas típicas también de esos días innovadores y antisistema que todos tenemos, pero no hay duda de que se trata igualmente de actividades deportivas. ¿Diríamos lo mismo de las competiciones de comida, la plancha en lugares impensables o las torres de vasos?
No hay que irse muy lejos para encontrar deportes tan poco comunes que englobarlos en el mundo deportivo es para algunos inaceptable, como por ejemplo la competición de comer hot-dogs. Las competiciones de comida son tradiciones sacadas de las ferias ambulantes de principios del siglo XX (como se puede ver por ejemplo en la película Beethoven 2), y su popularidad actual empezó con la retrasmisión televisiva del Hot Dog Eating Contest. Se trata de un concurso establecido en EE.UU. desde 1916, y que se basa, como su nombre indica, en comer perritos calientes. Actualmente la competición se lleva a cabo cada 4 de julio (día de la Independencia Americana) en un restaurante de Brooklyn, Nueva York. La magnitud del evento crece con cada edición, el año pasado el primer premio fue de 10.000 dólares, frente al trofeo que se solía entregar años atrás. Las organizaciones más conocidas en este tipo de concursos son la IFOCE (Internacional Federation of Competitive Eating) y la AICE (Independent Assosiation of Competitive Eaters). El campeón de la comida y la bebida es, por ahora y sin ninguna duda, Peter Dowdeswell, ganador de 309 premios del libro de los Guinnes.
Si una actividad tan cotidiana como el comer puede llegar a ser de tal magnitud, ¿podría el planchar mover a las masas? Es menos popular pero también existe, y además se considera un deporte semi-oficial en Inglaterra y Alemania, el Extreme Ironing combina la mundana actividad de la plancha con la adrenalina del montañismo o el piragüismo. Nació por iniciativa individual en la ciudad de Leicester, Reino Unido, conocida por su queso rojo y su acento nasal. Un día de 1997 Phil llegó a casa tras una larga jornada de trabajo, el sol brillaba y el cesto de la ropa para planchar estaba lleno… era una tarde perfecta para su sesión de escalada habitual, ¿por qué no combinar ambas actividades? Así lo hizo, y empezó a reclutar gente hasta que formó un grupo y se creó, en 1998, el Extreme Ironing Bureau (EIB), actual cabeza de la organización de este tipo de eventos. En 1999 Phil viajó por todo el mundo con su tabla de planchar para expandir la fama de su invención, y se estableció, ese mismo año, el Extreme Ironing International. En el 2002, la oficina de Alemania organizó el campeonato mundial de la plancha.
Quién iba a decirnos que hay gente dispuesta a participar en torneos donde planchar es una de las principales tareas, o donde apilar vasos como hacíamos de pequeños es el único objetivo. El Stacking es precisamente eso, un deporte individual o de grupo donde los participantes apilan de 9 a 12 vasos, diseñados ex profeso, en un tiempo determinado. El origen de esta competición se remota a principio de los 80 en el sur de California. Wayne Godinet tuvo la idea y formó un grupo llamado Cupstack que entretenía a la gente por las calles. Las primeras competiciones se organizaron en OceanSide, California y Denver. Al igual que en los concursos de comida, su expansión tuvo lugar gracias al show televisivo The Tonight Show with Johnny Carson ,1990. En 2001 se formó The World Sport Stacking Assosiation (WSSA), la encargada de organizar y promocionar el deporte por todo el mundo. Los campeonatos se dividen por edades, de 12 años para abajo, de 13 a 24 (colegiados), de 25 a 29 (máster), más de 60 (Senior) y Special Trackers para personas discapacitadas. Además, se divide en varias secciones que corresponden a juegos distintos: El 3-3-3, el 3-6-3, el Ciclo y el 1-10-1.
La lista es interminable: carreras con la mujer a cuestas (Finlandia), Rugby subacuático (Alemania), Corrida de queso (Inglaterra), Jockey en monociclo… La variedad es lo que importa, y aunque el fútbol mueva millones y cree pasiones, la imaginación parece que poco a poco se hace un hueco en el oligopolio deportivo de la sociedad actual.
Por Mónica García Sanchis.
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