viernes, 26 de octubre de 2012

Volver la vista atrás es bueno a veces ♪♫♪♫


Las Conferencias de París y el Tratado de Versalles fueron aparentemente la única solución posible después de la I Guerra Mundial. Y sin embargo, las decisiones que se tomaron en aquella resolución llevaron a Europa a una segunda guerra.  Corría entonces el 1919, y las potencias vencedoras se reunieron para imponer condiciones a los países que consideraban perdedores. Alemania, sobre todo, fue castigada duramente bajo la mirada atenta e instigadora de Francia, se le nombró suma responsable, se le excluyó de las conferencias y se le sancionó de acuerdo a estas premisas. Curiosamente, Alemania no se consideraba vencida, todas  los países involucrados habían firmado un armisticio para invocar la paz, y a su entender, la rendición había sido un acuerdo mutuo de dirigentes fatigados.  Sin embargo, los Aliados aprovecharon la situación para subordinar y controlar la Gran Alemania. Sanciones territoriales (Alsacia, Lorena, el pasadizo polonés, la unión con Prusia…), militares ( ejército de máximo 100.000 hombres), económicas (indemnizaciones de guerra; Alemania producía para pagar sus deudas…);  no era de extrañar que se sintiera profundamente humillada.

¿Cómo acabó un país de la gran cultura europea del siglo XIX, cuna de Beethoven y  de Goethe, en manos de un grupúsculo de extrema derecha casi irrelevante en 1920? Esta humillación tiene mucho que ver al respecto con el ascenso del nazismo en Alemania, un país en crisis de todas las índoles, dónde los nazis propusieron acciones concretas, se negaron a asumir las exigencias de Versalles, recuperaron el discurso antisemita conectando así con la derecha más tradicional; se presentó como la única fuerza con capacidad suficiente para frenar el comunismo; y la única sin fracturas internas, como sucedía en ese momento con la izquierda social comunista.  

Esta historia, la sabemos todos.  Una fuerza sin legitimidad social empezó a ganar terreno como principal grupo político  hasta que después de la desestabilización política de  las elecciones de 1930 (tras el estallido de la crisis en Nueva York), Hitler toma el poder de Alemania, que se vuelve cuando en mi 1934 el ejército alemán juró fidelidad al líder.
Todo esto parece parte del pasado, pero si cambiamos las fechas por las del 2000 , Alemania por Grecia y el Tratado de Versalles por las condiciones para el rescate ;no se aleja tanto de lo que pasa en el país heleno, donde si se celebraran ahora mismo elecciones, el partido neo nazi sería el tercero más votado. Hoy, El País abría la sección de Internacional de la siguiente manera: “ La ultraderecha griega gana la calle”, “ El partido Aurora Dorada, con 18 diputados, ha tejido una gran red para asistir al ciudadanos más golpeado por la crisis y funciona como un Estado dentro del Estado”.  Con el meandro por bandera, su lema “sólo para los griegos” y una biblioteca que cuenta con libros como Hitler para 1000 años, Negación del holocausto, poemas de su líder o los discursos de Goebbels (ministro de propaganda de Hitler); este partido, según se afirma en el artículo, se presenta, en medio de la desesperación de la clase media griega, como capaz de llenar los huecos dejados por el Estado.  Justo como el nazismo primigenio. Una época de crisis económica, de valores, de falta de fe en la democracia, en la Unión Europea que además golpea con exigencias económicas el país... Y de repente, se presenta un grupo que ofrece unidad y acciones inmediatas. Eso sí, sólo para los griegos. En concordancia con el dictador austriaco, Aurora Dorada cree que el problema de Grecia no es la economía, sino que hay (según dicen) 1.000.000 de inmigrantes que les quitan el trabajo. Cuentan como la gente les confiesa sus problemas con la inmigración y ellos actúan con sus métodos para solucionar lo que la policía no puede; como hay empresarios que les llaman para que les pongan en contacto con griegos en paro. ¿Qué harían los neonazis griegos con los inmigrantes si ocuparan el poder? El programa inicial contra los judíos hablaba de una emigración forzada y de una confiscación de los bienes; pero no fue hasta el año 42 cuando se practicó sistemáticamente la “Solución Final”. Murieron más de 6.000.000.000 de judíos.  ¿Se pueden expulsar a todos los inmigrantes de Grecia?

Hitler habló  de cómo la vía electoral no excluye la violencia política. La Red contra la Violencia Antirracista ha documentado que entre enero y septiembre ha habido 87 episodios de violencia contra extranjeros, sobre todo en Atenas y en lugares públicos. Los miembros del partido han negado la autoría de los ataques, pero este colectivo no ha sido el único que denuncia estas agresiones.  El director de la obra de teatro Corpus Christi , en la que Jesús y los apóstoles se presentan como homosexuales, también ha denunciado amenazas. Una protesta violenta organizada por un grupo fundamentalista cristiano y apoyada por miembros del partido, intentó boicotear una representación en junio. Ya son 7 actores los que han renunciado a representar la obra. Además, el periódico inglés The Guardian denunció como 15 anarquistas detenidos por enfrentamientos con miembros de Aurora Dorada  habían sido torturados en comisaría por agentes simpatizantes con el movimiento.   Lo peor, desde el partido han afirmado que un 50% de la policía les apoya.



20 años pasaron desde la firma del Tratado de Versalles  hasta  el comienzo de  la II Guerra Mundial en 1939. 20 años que la extrema derecha aprovechó para instaurar su poder en las esferas más altas. Una extrema derecha violenta, intolerante, sin valores democráticos y sin respeto a los derechos humanos. Se nos azota casi diariamente con recortes, con desahucios, con paro, con aumentos de impuestos…. y además, no se escuchan las protestas pacíficas de los ciudadanos. Caldo de cultivo peligroso: cuando se pierde toda la fe, todos los proyectos de futuro, el hogar,  toda la esperanza; los grupos fascistas se presentan como la única alternativa y con la legitimidad de un pueblo desgastado, roen hasta las entrañas más recónditas de la democracia. Dejémonos de recortes. En esta Conferencia de París del siglo XXI, sólo unas cuantas potencias están invitadas. Las vencedoras, las que lo han hecho bien y no han vivido por encima de sus posibilidades; las que han arrojado toda su mierda encima de la nuestra y encima, nos hacen responsables.  La historia no sirve de nada si no se aprende de ella.  Volver la vista atrás es bueno a veces, mirar hacia delante es vivir sin temor.  (♪♫♪♫)

Mónica García 

jueves, 25 de octubre de 2012

Clase obrera espera bus


Ya no se habla ni de clases sociales ni de lucha. Como si con la social democracia hubiera desaparecido hasta la terminología marxista. Obreros y propietarios de los medios de producción son dos conceptos que ya no se usan en la retórica de nuestro discurso, todavía con secuelas de aquel miedo que sacudió el mundo contra el comunismo. Todavía con la ilusión de que en nuestra democracia, pintamos algo.  La idea de que  han aumentado las clases medias y con ello la igualdad de oportunidades, nos ciega, porque en parte, tiene algo de razón. Sin embargo, las injusticias persisten avaladas por la democracia, con nuestro voto y en nuestro nombre.   Y no existe la igualdad ni en las cosas más mundanas. 

Llevo más de una hora esperando a que llegue el autobús para volver a casa. Son las tres del medio día y la TMB está en huelga semanas; pero eso, a los de arriba, poco les importa: no cogen el autobús. Para empezar, pueden permitirse tener un coche y pagar la gasolina, aunque suba el precio; y para seguir, con nuestros impuestos pagamos sus coches oficiales para que les lleven donde gusten. Gestionan un servicio que si quiera se han molestado en usar mas que algún día suelto en campaña, rodeados de cámaras,  para dar una imagen humilde. Humilde sería que lo usaran cada día. Deciden en términos económicos y de rentabilidad sobre servicios que no utilizan; y mientras somos ya quince personas sentadas en el suelo, en medio de la calle, escuchando rugir nuestros estómagos. La mayoría, estudiantes y  trabajadores: unos leyendo, otros mirando como chispea; y  hasta hay dos señoras mayores cargadas con bolsas cuchicheando maleficios dirigidos al conductor del autobús.

Como habrán pensado, esto no es ninguna tragedia. Sólo es un día en el que llegas a casa a hora de merendar, pierdes tiempo del poco que tienes para estar con la familia, estudiar, hacer la compra o tomar una caña con los amigos.  Lo trágico es que mientras, desde un despacho o coche oficial, hay alguien que se ríe porqué además has pagado religiosamente los 150 euros de la tarjeta de transporte.  Y lo peor, es que es normal. El contexto en el que Marx i Engels escribieron el Manifiesto comunista ha cambiado, pero el fondo, la base sin maquillar de la sociedad,  es la misma. En sus reflexiones podemos leer que “el poder público es pura y simplemente un consejo que gobierna los intereses colectivos de la clase burguesa”, que “la existencia de la burguesía, se ha hecho incompatible con la supervivencia de la sociedad” y que “tiene como principal objetivo la concentración de la riqueza en manos de unos  cuantos individuos aprovechando el capital que genera el trabajo asalariado”. Quien piense que esto ha cambiado, que eche un vistazo a los informes de cómo ha aumentado la riqueza de las mayores fortunas durante la crisis, mientras el índice de pobreza aumenta más del 20%. Y si no, que se una con nosotros a la cola del bus. Aún nos queda un buen rato y podemos hablarlo.  

Mónica García 






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