viernes, 17 de diciembre de 2010

UN VIAJE A LA ISLA DEL TESORO

¿Quien no ha soñado alguna vez con poder viajar unos días a aquella famosa isla del tesoro que aparecía en los cuentos?, ¿quién no ha deseado poder relajarse sin preocupaciones ni tiempo sumergido en aquellos ambientes paradisiacos? No se si algún día podremos saber si esta isla existe, pero paseando por la calles de Madrid, en el conocido barrio de Malasaña, encontramos un restaurante vegetariano que nos evoca la misma sensación, y curiosamente este es su nombre: La Isla del Tesoro.

Nada más entrar te das cuenta de que el nombre no es casual y que, efectivamente, estás en un pequeño oasis rodeadado de plantas exóticas, estrellas de mar, conchas, corales, lámparas de madera envejecida, candelabros y lienzos que simulan los paisajes del libro del Stevenson. Todo ello envuelto en un aura de colores vivos que cubren las paredes: verde, amarillo, rosado... Pero sin duda son los juegos de luces los que crean ese ambiente de paz natural.

Mientras ojeas la carta, con la intención de que vayas abriendo boca, se recibe a los clientes con un pequeño aperitivo que consiste en una fuente de barro rellena de garbanzos con queso azul, soja y ajoaceite acompañado de una generosa fuente de pan de pasas, ideal para nuestra espera.

Para hacerlos una idea de lo que esto supone gastronómicamente, encontramos en su carta platos como el guiso de verduras y tofu al garam masala, Solomillos Salvajes , Soba Wok que consiste en verdura salteda con tallarines soba al teriyaki, Breguas dulces del Magreb, Hada Madrina constituída por fruta de temporada, helado de jengibre con frutas del bosque y miel ecológica... todo una fantasia de sabores que te trasportan a lugares como el Tibet, Brasíl, Filipinas. Además de lunes a viernes, cuentan con un menú a mediodía de lo más internacional, pudiendo encontrar platos rusos, brasileños, indios, griegos… Cada día, un país, con excepción del viernes.


Pero nos quedamos en primer lugar con la Ensalada Boskimana, que resulta genial para empezar: tomates templados con queso de cabra, dátiles, nueces, cebolla azul confitada sobre hojas de roble y lollo rosso a la miel la componen. Una bomba de sensaciones. Entre los sabores dulces y salados,las texturas cremosas y duras y las distintes temperaturas de los alimentos se compone este plato tan completo para el paladar.


En segundo lugar elegimos el Buenrrollito que es un rollo de pasta fresca integral relleno de espinacas, manzana, puerro, queso y nuez con salsa blanca de cebolla decorado con un tomate cheerry y una fibra de puerro. Este planto, mucho más suave que la ensalda boskimana resulta acertado si te gusta la canela y la mezcla de especias orientales.
Y de postre, el Gocho de Chocolate, compuesto por un coulant de chocolate negro con frutos secos, un bombón helado de tres chocolates y un bocadito de mousse de chocolate puro en su salsa acompañada de pedacitos de almendras. Este último plato vuelve a jugar con las texturas, las temperaturas pero el acierto es haber hecho tres manjares diferentes con el mismo ingrediente base sin aburrite. Sin duda una grata sorpresa.

Por todo ello, en este rinconcito de cocina vegetaria el cliente viaja sin moverse. La Isla del tesoro constituye la aleación perfecta entre ambiente, sabores, texturas, sensaciones y fantasía , una joya en forma de cuento que cambia los prejuicios sobre la cocina sin carne.

Elena Plaza Balseiro.

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