viernes, 31 de diciembre de 2010

El placer de leer... Como una novela

En estas fechas navideñas he tenido la suerte de leer el libro de Daniel Pennac, Como una novela. Fue un profesor quien me recomendó la lectura del mismo y tengo que reconocer que no me ha defraudado. El libro trata una temática que es muy cercana a todos, el porqué no leen los jóvenes. De hecho más del 50% de la población española afirma leer nunca. Las cifras a muchos nos pueden parecer chocantes ya que casi nadie niega todas las virtudes que puede aportar la lectura de libros. Siendo esto así, ¿Por qué no leemos? Este libro responde a esta pregunta y propone el cómo incitar a la lectura.

Uno de los puntos que encuentro más interesantes del libro es lo que opina Pennac sobre cómo incitar a los niños a la lectura. Él considera que la mejor forma es el leerles los libros, para posteriormente ir despertándoles la curiosidad por leer. Pennac está totalmente en contra de que los profesores manden leer libros a los alumnos, esto provoca un sentimiento de rechazo en mucho de ellos. Una de las ideas principales del libro es que no se puede obligar, exigir... la lectura de un libro; hay que despertar el amor hacia la lectura. Recuerdo que a lo largo de mi formación académica un sinfín de profesores nos ha mandado muchas lecturas, no olvido las quejas de mis compañeros, y no les faltaba razón. ¿Cómo vas a disfrutar de un libro, si te limitan a leértelo en “x” tiempo y a saber responder a “x” preguntas? Esa no es la fórmula.

Otra de las ideas que transmite el autor, es que en contra de lo que muchos opinan, la televisión, y otras de las nuevas formas de entretenimiento tecnológicas, no son las culpables de que no leamos. Simplemente desde pequeños se ha despertado un rechazo hacia la lectura al intentar imponerla. De ahí a que los niños acudan otras formas de entretenimiento que llenan menos (no es lo mismo estar pasivo viendo una pantalla que la imaginación vuele mientras lees las letras de un libro). Es típico escuchar el argumento para la no lectura de: “no tengo tiempo para leer”. Según Pennac desde el momento en que uno se plantea la falta de tiempo como un obstáculo para la lectura, es que no se tienen ganas para ello. En este sentido Pennac afirma: “El tiempo para leer siempre es tiempo robado. (Al igual que el tiempo para escribir, por otra parte, o el tiempo para amar”). Realiza un símil entre el amar a otras personas y amar a un libro, de tal forma que “El problema no está en saber si tengo tiempo de leer o no (tiempo que nadie, además, me dará), sino en si me regalo o no la dicha de ser lector”.

Una de las virtudes de este libro es que es muy ameno y fácil de leer aunque no por ello te haga reflexionar menos. Quiero destacar la parte final del libro en el que el autor cita el decálogo del lector. El primer derecho del lector es a no leer, y estoy totalmente de acuerdo ya que no se debe de imponer la lectura. El decálogo completo es el siguiente:


1. El derecho a no leer.

2. El derecho a saltarse las páginas.

3. El derecho a no terminar un libro.

4. El derecho a releer.

5. El derecho a leer cualquier cosa.

6. El derecho al bovarismo.

7. El derecho a leer en cualquier lugar.

8. El derecho a hojear.

9. El derecho a leer en voz alta.

10. El derecho a callarnos.


En definitiva quiero recomendaros esta lectura ya que es una buena reflexión y crítica sobre el leer. A mí me ha despertado el interés de seguir leyendo, una de mis pasiones que a pesar de que en muchas ocasiones me falte tiempo para ello. Siempre intento robarle unos minutos a mi vida en cuanto puedo, para refugiarme en un mundo fantástico en el que todo es posible.

Por último, me gustaría saber qué es para vosotros leer, y qué es lo que os aporta. Os dejo con un par de viñetas de Forges. Un saludo a todos, y feliz año.



Samuel López

4 comentarios:

  1. Me ha encantado este artículo!

    Para mí leer es imprescindible. Es una costumbre que no me impuso nadie, sino que adopté como algo natural e ineludible. Desde que era pequeña me encantaba ir a las librerías, sentarme durante horas en el suelo y mirar y remirar libros. Mis padres me dejaban allí sola, con cuatro o cinco años, y se iban a hacer sus compras. Cuando volvían yo seguía en el mismo sitio, sólo que las estanterías de mi alrededor estaban totalmente desordenadas.

    A pesar de que mis padres son, ambos, unos grandes lectores, nunca me han obligado a leer. Sólo me han sugerido libros y me han acostumbrado a ver mi casa llena de ellos. De ellos he aprendido, también, que un libro es el mejor regalo que se le puede hacer a alguien, y que una colección de libros nunca es lo suficientemente grande. Todavía hoy disfruto como la niña que fui yendo a las librerías a hojear hasta las secciones más recónditas, y saliendo de allí con uno o dos libros bajo el brazo.

    Yo añadiría un punto a ese magnífico decálogo: el derecho a leer varios libros simultáneamente. No hay nada mejor que contar con cuatro o cinco opciones de lectura en mi mesita de noche.

    Un beso y gracias por esta entrada!

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  2. Gracias Irene por compartir tu afición con nosotros. Seguro que te gustará este libro. Si quieres te lo dejo cuando te vea.

    La verdad es que tengo que sentirme afortunado por tener la suerte de que me encante leer. Muchos compañeros no leen porque no les gusta y es una pena. Creo que la clave está en los primeros años, no se puede obligar a leer, tu caso es un buen ejemplo. Recuerdo que de pequeño, aproximadamente en quinto de primaria, me leía miles y miles de libros, ahora leo menos, pero siempre intento encontrar un tiempo para desconectar del mundo y leer.

    Genial tu sugerencia para el decálogo, tienes toda la razón:)

    un saludo¡¡ y feliz año

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  3. Me ha gustado mucho aquello de lo de "no hay tiempo para leer". Es una excusa que utilizamos todos, es la manera más fácil para excusarse como diciendo, "no, no, pero qué dices, a mí me encanta leer pero es que entre unas cosas y otras...". Son auténticas chorradas. Hay tiempo para todo, sólo hay que saber definir bien las prioridades. Y es cuando retomo un libro que estaba ya aburrido en la mesita de noche cuando me doy cuenta de lo tonta que soy dejando pasar el tiempo sin leer, porque se me olvida lo mucho que disfruto haciéndolo. Leer nunca fue tiempo perdido, al menos para mí y me gustaría meterme ya en la mollera de una maldita vez que debo leer más menudo. Maldita sea la pereza.

    Buen artículo, Sam. Veo que por aquí también hay lectores empedernidos. Un beso y feliz año!


    Otoño.

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  4. Tiene buena pinta Sam, si luego me lo puedes dejar te lo agradecería, un saludo.
    Luis Aguilar

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