lunes, 8 de noviembre de 2010

CUEVAS DEL VALLE, un regalo para los sentidos

El otro día, mientras me preparaba para empezar el día escuché en la radio algo que hizo recordar una gran verdad que pocos conocen.

El cocinero Sergi Arola estaba siendo entrevistado con motivo de la visita del Papa a Galicia y le preguntaban que menú cocinaría. Éste comenzó a describir los suculentos platos pensados para tal ocasión y dijo que de segundo prepararía, como no, entrecot de ternera gallega, en ese momento empezó la razón de este artículo.

“Ternera gallega, la mejor carne que tenemos en España” esas, creo recordar, fueron las palabras del cocinero, pero no pude evitar contradecir mentalmente lo que el chef acabada de decir, pues aunque de sobra es conocida la fama de la carne gallega, en mi cabeza el sabor que se dibujó al instante fue el de los entrecots de un pueblecito del sur de la provincia Ávila: Cuevas del Valle, supongo que como siempre dice mi madre “son amores distintos” pero para mi gana la carne de este pueblo, aunque quizás sea el pueblo lo que verdaderamente me conquista...

Estar en Cuevas es como estar sumergido en un cuento. Este se encuentra en la Comarca del Valle del Tiétar, dentro de lo que se conoce como “El Barranco de las cinco Villas” en el que se incluyen también otros pueblos como Villarejo del Valle, Monbeltrán, San Esteban del Valle, a 150km de Madrid. Pero lo que hace maravillosa su ubicación es que se encuentra dentro del Parque Regional de la Sierra de Gredos, un paraíso para los sentidos, donde se consigue respirar aire de verdad, vislumbrar una hierba de auténtico color verde y, si somos silenciosos y observadores, también podremos ver alguna que otra cabra montés.

Cuevas es el rincón del descanso, un paseo por sus calles y su valle hacen de ti una persona con otra perspectiva de la vida, sin ser exagerada. Mientras caminas te ves envuelto de mil especies vegetales con carisma propio que parecen hablarte; castaños, nogales, robles, higueras, encinas, olivos…y cientos de cultivos y tipos de frutos que hacen que la gastronomía de aquí sea un arte y un gusto para el paladar.

Sus casitas y balcones también lo hacen irresistible, blancos, de piedra, en madera… hay para elegir y todos ellos decorados con flores. La piedra que recubre el suelo y la estrechez de esas callecitas son idóneas para pasear, inspiran confianza, y si con tanto paseo nos entra sed, no hay de que preocuparse, veremos en el camino fuentes de agua natural que brotan de la montaña, agua fresquita fresquita que calma la sed como pocas lo hacen.

Si nos apetece darnos un baño también podemos hacerlo, la charca de agua natural, entre rocas y musgo, es la indicada para ello, y si nos aborda el hambre podemos tomar algo en el restaurante que hay justo al lado.

Cuando hayamos cogido fuerzas podemos hacer la ruta de la Calzada Romana, que cruza el pueblo, en un estado genial de conservación, hace que nos transportemos siglos atrás además sigue siendo la vía de paso del ganado. Pero si queremos una vista panorámica de todo esto lo que debemos hacer es subir al Puerto del Pico, donde unos burros encantadores amenizan la visita. Si quedan ganas de andar deberán subir al Torozo, montaña que se ve desde cualquier sitio del pueblo si nos fijamos bien, subir allí es el paréntesis que hace falta para reencontrarnos con nosotros mismos, experiencia que cada uno describe a su manera.

Pero, sin duda, son sus gentes uno de los punto clave de este sitio, lo que le da vida, lo hacen interesante y ameno. ¿Qué pueden mostrarnos? tradiciones que no tienen desperdicio, como los calbotes. Con el fin de la recogida de la castaña, se hacen los llamados calbotes, (castañas asadas), en la popular fiesta de la calbotada, calbotá o moragá. Con esta degustación no puede faltar angélica, el licor que les acompaña. Mezcla de aguardiente y mosto de uva en las sabias proporciones que les dan sus preparadores y el tiempo.

Y por si nos parece poco aún quedan las noches. Bajo un cielo inundado de estrellas se observa la otra cara de Cuevas. Podemos pasarnos por la plaza de la Constitución, donde de vez en cuando se organizan conciertos de lo más interesante, presentaciones culturales y actos diversos a manos de sus gentes.

Y para cerrar, volviendo al inicio de este artículo hay una última cosa que no nos podemos perder, la degustación de carne que se hace a finales de junio en el Puerto del Pico, cuando la trashumancia alcanza su clímax. Este punto pues será fundamental para comprobar si es cierto lo que he empezado diciendo…y es que la clave reside en la raza de las terneras, raza avileña, una raza que sólo está en esta zona. Quizás sea el poder disfrutar de todo lo que hemos descrito lo que hace de la carne de estas vacas un manjar único.



Por Elena Plaza Balseiro


Páginas de interés: (Cuevas y alrededores)

Donde comer:
                    Posada Real de los Esquiladores: http://www.esquiladores.com/

3 comentarios:

  1. Como soy buena persona y me ha gustado mucho la actualización de Elena, aquí estoy para deciros que soy seguidora incondicional de vuestras entradas.
    Buen trabajo chicos.

    Au revoir, Charlote!
    http://charloteswardrobe.blogspot.com/

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  2. Elenita, parece un sitio estupendo. Tenemos un viajecito pendiente. Un beso

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  3. Si os gusta Cuevas del Valle, echad un vistazo, a este blog que acabamos de crear para darlo a conocer...
    http://lacomunidad.elpais.com/elblogdemipueblo/posts

    Esperamos que os guste...

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