¡Una sin 3D, por favor!

Os lo confieso, volví a caer en la trampa. Después de ver Tron en 3D, ya no voy a volver a picar. Las tres dimensiones son una estafa. A estas alturas seguramente, la mayoría de vosotros hayáis visto como mínimo película 3D en el cine, y tendréis vuestra propia opinión. Después de esta última decepcionante experiencia (ni se os ocurra ir a verla), os voy a transmitir lo que pienso sobre lo que para muchos es la gran revolución del mundo del celuloide, las 3D.

Mi primera experiencia con esta nueva tecnología fue viendo Up. Mi acompañante y yo decidimos la opción de verla en tres dimensiones en vez de la versión “de toda la vida”, debido a que teníamos ganas de sentir esa nueva experiencia de la que todos hablaban. Pues bien, pagamos dos euros de diferencia por verla, entramos a la sala con grandes expectativas. Nada más entrar nos dieron las aparatosas y pesadas gafas “3D”. Nos sentamos nos las pusimos y quedamos impresionados en los efectos de los anuncios previos a la película. La cosa prometía. Sin embargo, durante el resto de la película, únicamente en dos o tres escenas sentimos algo distinto a la experiencia de un cinéfilo de los de siempre. ¿Para eso pagamos casi 9 euros? Menos mal que Up, una obra magistral (pecado comete quien no la haya visto todavía), maquilló esa sensación decepcionante de las tres dimensiones.

Pasado unos meses y ante el furor imparable de su éxito, esperé durante dos semanas para hacerme con una entrada en 3D, de esa película de la que todos hablaban. Como algunos de vosotros ya estáis pensado, me refiero a la taquillera Avatar. Para muchos, esta es la película con la que la mayoría se ha iniciado en el 3D. Es el primer film pensado íntegramente en ser proyectado en 3D. Pues bien, aunque muchos señalen que el argumento de la película es muy malo y predecible (que lo es), la experiencia fue una pasada. A mí me encantan los mundos fantasiosos y esta vez viví toda una explosión de colores y de efectos que daban vida a las criaturas y los lugares jamás imaginados. De hecho me fijé más en todo esto que en el propio argumento. Tras la experiencia tuve que reconocer que esto de las tres dimensiones tenía futuro. Si Avatar ha sido la primera película en explotar los recursos de la tecnología 3D, no paraba de imaginar los límites de las 3D.

Animado por la experiencia, apenas un mes o dos después, me dirigí a ver Alicia en el país de las maravillas de Tim Burton. Esta vez no tuve dudas y decidí comprar la entrada para 3D. La película esta vez no explotaba como Avatar la nueva tecnología. Salí con un sabor agridulce, un pasito hacia atrás en vez de hacia delante. A pesar de esto, me quedé con las genialidades de un director que es todo un artista.

Después de esto, vi dos películas más con “falso 3D”. Si Alicia me dejó con un sabor agridulce las otras dos me decepcionaron (Street dance 3D y Toy Story 3). No quiero decir que me decepcionaran las películas en sí (Toy Story 3 es una pasada) sino el uso que se realizaba del 3D. Vivimos en un momento en el que las compañías utilizan el pretexto del encanto de esta nueva tecnología para meterla con calzador en sus películas y vendernos un producto que no explota realmente su potencial. A pesar de esto, tonto de mí, volví a picar con Tron. Pero lo dejo claro por aquí, sois todos testigos de ello, no volverá a ocurrir.

Pues en esas estamos, muchos cines de todo el mundo se han gastado un pastón en adaptar sus salas al 3D, y ahora las productoras parecen dispuestas a arruinar este formato con películas con “falso 3D”. Creo que la gente no es tonta y se están empezando a dar cuenta. Como no cambien las cosas, la gente dejará de ir a las salas. En tiempos de crisis, y con la entrada clásica ya por las nubes, como para pagar más por algo que no lo vale…

Otro de los puntos que no veo nada claro es el tema de las gafas. Primero te daban esas de plástico grandes que se desinfectaban entre sesión y sesión (eso quiero creer). Ahora te dan unas de papel, por las que pagas y te las llevas a casa. Si quieres volver a ver una en 3D, no te las puedes olvidar ya que si no, a pasar por caja. Para mí las gafas no son nada cómodo, para mí el futuro del 3D pasa por el desarrollo de pantallas que no utilicen gafas.

Mi conclusión final es que no volveré a picar y tragarme el anzuelo. No, nunca más. Hasta que esta tecnología no sea realmente aprovechada, no me engañarán con versiones de películas en “falso 3D”, con un par de efectillos. Es una estafa que nos cobren 2-3 euros más por esto. No obstante, no dudo que llegarán películas capaces de aprovechar esta tecnología. Pero hasta que llegue ese momento, SIN 3D, POR FAVOR.

Samuel López