jueves, 9 de diciembre de 2010

SOBRE LA TELEVISIÓN

¿Es la televisión un buen medio para informar? ¿Qué información se puede trasmitir y que información no? ¿Cuál merece ser emitida? ¿Es fiable dicha información? ¿Qué es hoy en día información?

Preguntas como estas son las que el sociólogo francés, Pierre Bourdieu, cuestiona y resuelve en su libro Sobre la televisión. Se trata pues de una crítica dura pero elegante a la televisión y al mundo periodístico que la rodea a partir de los textos de dos emisiones televisivas realizadas en el Collège de France. La poderosa influencia que la televisión ejerce sobre la sociedad y los mecanismos utilizados son la base del estudio realizado por el investigador francés.

La obra de Bourdieu abrió un tenso debate en Francia e igual sucedió con sus obras anteriores, en las que dejaba al descubierto terrenos de la administración, del arte, de la vida académica o del deporte entre otros.

Bourdieu argumenta que debido a que la televisión es un medio que cuenta con la capacidad y posibilidad de llegar a muchas personas está sometida constantemente a censuras, subjetivismos, tergiversaciones e intereses políticos y económicos, mecanismos que influyen en la manera de hacer “tele”, en su estructura y en sus contenidos. Como él mismo cita “cuando se ocupa tiempo para informar de nada es por que se está ocultando cosas importantes” táctica efectiva hacia la manipulación de contenidos. Otra táctica que destaca el investigador es la de “ocultar mostrando” quizás dándole la vuelta a la noticia, relevando a un segundo plano lo que realmente la constituye como tal, dando prioridad a sucesos que ocurren todos los días o a palabras que ya han sido dichas. La mejor manera de hacerlo es darles ese sensacionalismo que cambia la información y que le da la apariencia de otro producto, uno nuevo.

¿Cual es entonces el producto que vale y cual el que no?. El investigador francés cita para explicar esto el índice de audiencias, utensilio eficaz que mide el éxito, el éxito comercial y en esto se basan a la hora de seleccionar la información que va a ser emitida. Los índices de audiencia demuestra que el mercado es el que define qué es bueno o no en televisión y por tanto qué van a ver los teleespectadores, lógica comercial que se impone también a las producciones culturales. Dicho utensilio se convierte pues en la urgencia de los productores y dicha situación en prisa y ansiedad que desemboca en productos mal cocinados o que ya estaban hechos y que pocas veces nos hacen hondar en los temas porque aunque dan la sensación de sí hacerlo en el fondo son pura banalización. Según Bourdieu pasa lo mismo con los debates, que son productos precocinados aparentemente verdaderos y orquestados a partir de la lógica de la autopromoción permanente.

Cabe nombrar también a los periodistas, en su crítica hay para todos. Los periodistas introducen, introducimos, cada vez más la opinión en los hechos, siempre es así porque todo requiere una interpretación, pero no es esa interpretación lo que Bourdieu critica sino la falta de veracidad y la obsesión del protagonismo según él, esta ansia de reconocimiento mediático dificulta la creación cultural y la realidad de determinados hechos.

Autor: Pierre Bourdieu
Editorial: Anagrama.
138 páginas.

Una primera lectura del libro nos inyecta una visión muy negativa de lo que es el mundo televisivo y sus entornos, una visión desesperanzadora e irrevocable pero hay que leer entre líneas e ir más allá de lo dicho para una buena interpretación. Hemos descrito diferentes partes de la obra de Bourdieu, hemos desmembrado un poco sus capítulos, hemos hablado de audiencias, de tácticas, de periodistas…pero tomemos las palabras mismas del autor para leer su crítica, no nos quedemos en los temas de manera superflua, sin profundizar, todo libro tiene una intención y creo que Bourdieu ha sabido mejor que nadie llamar la atención sobre el tema de la influencia de los medios, en concreto de la televisión. Leamos entonces en la otra dirección y entendamos el libro no tanto como una crítica que, al fin y al cabo, se limita a crear un producto sensacionalista que vende por su atrevimiento, sino más bien como una herramienta de motivación para cambiar. Bajo esta óptica sus conclusiones están dirigidas a despertar en especial el entusiasmo de periodistas insatisfechos en pro de una cruzada reformista del medio, se dirige también a los consumidores, les inculca autoestima al expresar que no deben conformarse con la situación, los cree, tanto a periodistas como a telespectadores, capaces para hacer que la situación cambie. Así pues lo que parece el enfado de un sociólogo con el sistema se convierte en un incentivo para pensar en otro tipo de tele y una esperanza para crear otra estructura.

Como último apunte sugiero, para los que se hayan quedado con más ganas del tema que, a parte de leer el libro de Bourdieu, vean la película "Buenas noches y buenas suerte"

Elena Plaza Balseiro

3 comentarios:

  1. Gracias por la recomendación Elena. La película la tengo pendiente. Un beso

    ResponderEliminar
  2. SIEMPRE ES UN PLACER :)

    ResponderEliminar
  3. Me ha parecido muy bien el análisis del libro. En Francia se enfadaron mucho porque cada párrafo de crítica tenía destinatario concreto, con nombre y apellidos. Además las críticas no eran ideológicas, sino pura descripción de las prácticas concretas. Sobre todo, ésto fue lo que más dolió. La crítica inmanente, la negación determinada, y la invención credora son recursos que todavía nos pueden servir. Un abrazo, guapa.

    ResponderEliminar