Preguntas como estas son las que el sociólogo francés, Pierre Bourdieu, cuestiona y resuelve en su libro Sobre la televisión. Se trata pues de una crítica dura pero elegante a la televisión y al mundo periodístico que la rodea a partir de los textos de dos emisiones televisivas realizadas en el Collège de France. La poderosa influencia que la televisión ejerce sobre la sociedad y los mecanismos utilizados son la base del estudio realizado por el investigador francés.
La obra de Bourdieu abrió un tenso debate en Francia e igual sucedió con sus obras anteriores, en las que dejaba al descubierto terrenos de la administración, del arte, de la vida académica o del deporte entre otros.
Bourdieu argumenta que debido a que la televisión es un medio que cuenta con la capacidad y posibilidad de llegar a muchas personas está sometida constantemente a censuras, subjetivismos, tergiversaciones e intereses políticos y económicos, mecanismos que influyen en la manera de hacer “tele”, en su estructura y en sus contenidos. Como él mismo cita “cuando se ocupa tiempo para informar de nada es por que se está ocultando cosas importantes” táctica efectiva hacia la manipulación de contenidos. Otra táctica que destaca el investigador es la de “ocultar mostrando” quizás dándole la vuelta a la noticia, relevando a un segundo plano lo que realmente la constituye como tal, dando prioridad a sucesos que ocurren todos los días o a palabras que ya han sido dichas. La mejor manera de hacerlo es darles ese sensacionalismo que cambia la información y que le da la apariencia de otro producto, uno nuevo.
¿Cual es entonces el producto que vale y cual el que no?. El investigador francés cita para explicar esto el índice de audiencias, utensilio eficaz que mide el éxito, el éxito comercial y en esto se basan a la hora de seleccionar la información que va a ser emitida. Los índices de audiencia demuestra que el mercado es el que define qué es bueno o no en televisión y por tanto qué van a ver los teleespectadores, lógica comercial que se impone también a las producciones culturales. Dicho utensilio se convierte pues en la urgencia de los productores y dicha situación en prisa y ansiedad que desemboca en productos mal cocinados o que ya estaban hechos y que pocas veces nos hacen hondar en los temas porque aunque dan la sensación de sí hacerlo en el fondo son pura banalización. Según Bourdieu pasa lo mismo con los debates, que son productos precocinados aparentemente verdaderos y orquestados a partir de la lógica de la autopromoción permanente.
Cabe nombrar también a los periodistas, en su crítica hay para todos. Los periodistas introducen, introducimos, cada vez más la opinión en los hechos, siempre es así porque todo requiere una interpretación, pero no es esa interpretación lo que Bourdieu critica sino la falta de veracidad y la obsesión del protagonismo según él, esta ansia de reconocimiento mediático dificulta la creación cultural y la realidad de determinados hechos.
Autor: Pierre Bourdieu Editorial: Anagrama. 138 páginas. |
Como último apunte sugiero, para los que se hayan quedado con más ganas del tema que, a parte de leer el libro de Bourdieu, vean la película "Buenas noches y buenas suerte"
Elena Plaza Balseiro
Gracias por la recomendación Elena. La película la tengo pendiente. Un beso
ResponderEliminarSIEMPRE ES UN PLACER :)
ResponderEliminarMe ha parecido muy bien el análisis del libro. En Francia se enfadaron mucho porque cada párrafo de crítica tenía destinatario concreto, con nombre y apellidos. Además las críticas no eran ideológicas, sino pura descripción de las prácticas concretas. Sobre todo, ésto fue lo que más dolió. La crítica inmanente, la negación determinada, y la invención credora son recursos que todavía nos pueden servir. Un abrazo, guapa.
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